La senda del tiempo
“Lo bueno nunca acaba si hay algo
que te lo recuerda” fue el eslogan elegido por Estrella Damm para su anuncio
del verano de 2009. Y qué gran razón. Nos valemos de recuerdos, de aquellos que
nos han hecho verdaderamente felices y nos han llevado a pensar: ¡carajo, ¡qué
bello es vivir!. Pero los recuerdos están ahí a propósito. Como decía el
maestro Joaquín Sabina “al lugar donde
has sido feliz no debieras tratar de volver”. ¿volver para qué?; nada va a
ser lo mismo. Todo ha cambiado.
Desde La Coctelera os invitamos a que retrocedáis unos años en el tiempo
e imaginéis los mejores momentos de vuestras vidas. Están acompañados de música, ¿verdad?. Aquellos veranos en el pueblo de los abuelos escuchando sus
batallitas, correteando por las calles mientras la abuela gritaba: ¡que te vas
a mataaar!. Y mientras tú, con una sonrisilla picarona, pensando: ¡qué
travieso/a soy!. Qué decir de los paseos en bici para bañarse en la charca o
río.. ¡Bendita infancia!.
Desgraciadamente, los abuelos no
son eternos. Ahora toca pensar. Si tuvieses la posibilidad de contarle cómo es
el mundo sin él o ella…¿qué le dirías?; ¿has conocido la felicidad?, ¿y el amor?
¿has encontrado alguien que te merezca?; ¿la ambición por alcanzar tus metas
sigue tan viva como cuando tenías diez años?. Seguro que tu ser querido No dudaría en volver a reír.
Como dice el gran Robe Iniesta, de
Extremoduro, ‘La vida es un camino
empedrado de horas, minutos y segundos’. Llega la adolescencia y surge la
duda: ¿qué pasará, qué misterio habrá? ¿será tu gran noche?. Las
primeras ‘caladas’ a un cigarrillo, los primeros piropos, los ‘raspaos’…. Pero, sin duda, conoces el
paraíso: das el primer sorbo a una espumosa. Como Sonia y Selena, lo que
quieres es bailar toda la noche. Todos
tus sentidos están ardiendo como un volcán. Vuelas como un pájaro y nunca
paras. Todo ello acompañado de la mejor compañía que se puede tener: los
amigos. ¿Se puede ser más feliz?
Eres tú. Tú y tú y tú y solamente tú. Bueno, también esas
mariposillas que conviven el tu estómago. Y esa ilusión que pervive en ti. El
momento ha llegado. Ese instante en el que te das cuenta que tu felicidad, tu
sonrisa, no es abstracto, si no que tiene nombre y apellidos. Porque cuando te
percatas, esa persona es una parte más de ti, algo así como el dedo meñique, el
más frágil, sensible... Y el que más cuidas... porque al fin y al cabo... es tu
pequeño.
Nunca olvidéis que después de la
tormenta siempre llega la calma y que ¡¡La
Vida es un carnaval!!
Buenísimo!! Qué gran verdad todo... con tan solo unas notas de música lo que vivimos de pequeños/adolescentes se evoca y revive en nuestros recuerdos...
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