Tras
cuatro semanas de audiciones a ciegas, anoche arrancaban Las Batallas de La
Voz, donde se batían en duelo parejas del mismo equipo. Como si de una lucha en
un ring de boxeo se tratara, los 4 coaches ponían sobre el escenario a parejas
de su equipo intentando que tuvieran el mismo estilo y estuvieran en igualdad de
condiciones.
Para
romper el hielo, la noche empezaba con la más que evidente elección que hizo
Antonio Orozco (con ayuda de su asesor Pablo Lopez) escogiendo a Nalaya Brown
en el primer duelo de la noche junto a Génesis. ¿Por qué evidente? Muchos de
los amantes de la música dance sabrán que Nalaya es una de las voces más influyentes
en ese género con un largo recorrido en discotecas tan importantes a nivel europeo
como ‘SuperMartxé’, Rock In Rio Brasil, Privilege Ibiza, Amnesia, Fabrik y un
sinfín de festivales de este tipo, vamos que ya era conocida la chica. Y a
decir verdad, las tablas sobre el escenario la sitúan entre las posibles
ganadoras de la edición.


Pero parecidos,
parentescos y demás menesteres aparte, la actuación y batalla estelar venía de
la mano del equipo de Alejandro, donde Irene y Roxy hicieron enloquecer al público,
a los coaches, al presentador y a todos los que estábamos viéndolo desde casa.
NO HABÍA PALABRAS. Eran dos voces muy
potentes, con garra, fuerza y un derroche de energía brutal. Pero la victoria recaía
en Irene. Sinceramente estuvo soberbia, excesiva en su interpretación y de 10.
Hasta aquí otra posible ganadora.
Aunque fueron muchos los duelos que se disputaron, como los líricos interpretando una versión de Queen, el cuarteto interpretando 'La de la mala suerte' o la esperadísima intervención del cura, aquí quedan constancia algunos de los rostros conocidos de este año. En las próximas entregas
veremos las batallas de Antonio José, el niño que se dio a conocer en Eurojunior o La
Flaka, mujer del rapero sevillano Junior Miguez


VIVA LA VOZ, GRAN CONCURSO!
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